NUGGETS DE POLLO

Los nuggets nacen en Estados Unidos en el seno de una universidad donde un profesor de tecnología de los alimentos los ideó como un trabajo académico para sus alumnos. El éxito de este trabajo fue tal que pronto  empezó a comercializarse por todo el país y a partir de ahí por todo el mundo. La facilidad de conservación y la aceptación por parte del público mas joven ha hecho que este producto sea en la actualidad un de los mas aceptados por nuestra sociedad.

Es curioso que hasta ahora siempre los haya visto solamente en los supermercados y en muy pocas ocasiones los encuentre realizados de forma casera porque son muy sencillos de elaborar y las opciones que nos da el realizarlos en casa muy grandes.

Desde luego podemos utilizar otro tipo de carnes, pescado o incluso verduras pero lo realmente atractivo de una elaboración casera es que podemos aderezarlos con infinidad de especias o hierbas y dar un toque especial y distinto a nuestros nuggets caseros.

En esta ocasión he probado con un poquito de nuez moscada y pimienta pero las opciones son casi infinitas para encontrar nuevos sabores.




Ingredientes:  

1 pechuga de pollo, 150 gr. de queso cremoso, harina, 2 huevos, pan rallado (si queremos un punto mas crujiente podemos utilizar panko), una pizca de pimienta, una pizca de nuez moscada, sal y aceite para freir.


Preparación:  

Troceamos la pechuga en pedazos pequeños.

Batimos los dos huevos como para tortilla.


Elaboración:

Echamos los trozos en los que hemos cortado la pechuga de pollo a la picadora y los trituramos hasta conseguir una pasta. 

Ponemos esta pasta en un bol y le añadimos el queso cremoso, sazonamos y añadimos una pizca de pimienta y nuez moscada (según nuestro gusto). Mezclamos todo bien para que quede bien integrado.

Con las manos vamos realizando porciones del tamaño de una nuez que procedemos a empanar inmediatamente. Pasamos en primer lugar por harina, sacudimos bien para eliminar el exceso a continuación pasamos por el huevo batido y por último por cubrimos con el pan rallado. En este punto podemos optar por conservarlos o congelarlos poniéndolos en un recipiente con una base de papel de horno para separar las distintas capas o bien freírlos directamente.

Para freírlos calentamos abundante aceite en una sartén y cuando esté bien caliente bajamos el fuego y comenzamos a incorporar las porciones que hemos realizado por tandas. Freímos a fuego  no demasiado fuerte para que se hagan bien por dentro y no se tuesten demasiado por fuera.

Cuando comiencen a coger un color doradito sacamos y escurrimos bien poniéndolos en un recipiente con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.


Presentación:

Por lo normal servimos en los platos acompañándolos de una salsa (mayonesa, ketchup, salsa rosa, tártara o la que nos guste.)

Listo

ALERGENOS: LACTEOS, HUEVOS, GLUTEN


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