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Erase una vez, hace mucho tiempo, un domingo me dio por cocinar, yo, no recuerdo si fue por un reto, por curiosidad, por interés o por aburrimiento, ahora da igual. La casualidad determinó que ese día la comida saliera bien. Al domingo siguiente volví a repetir la experiencia, y al otro, y al siguiente y otro más, y otro, y otro… Lo que fue algo indeterminado, se convirtió en un reto y comencé a preguntar, a leer sobre el tema, a investigar. Poco a poco me di cuenta que me gustaba, que me relajaba, que me sentaba bien (la felicidad consiste en querer lo que uno hace). Dentro de mi familia esto se convirtió en un ritual que fue aceptado por todos, yo me encargaba, y me encargo, de preparar la comida los domingos.

Lo que no pude imaginar en ningún momento es que esto me sirviera para comunicarme con la gente. A estas alturas y en estos momentos, me parece necesario hablar, compartir, aprender de la mayor parte de personas, ideas y experiencias.

Con la ayuda moral y técnica de mi hija, con el apoyo de mi fan mas incondicional, mi mujer, y con el respaldo del crítico mas imparcial, mi hijo, os presento este blog para que lo podáis utilizar cuando lo creáis conveniente.