He querido mantener el nombre de la receta original en el que se incluía la palabra "gazapo". No se trata de un yerro que por inadvertencia comete quien habla o escribe, sino de un conejo joven de hasta un año de edad.
En el siglo XVII lo habitual era el consumo de conejos caza cuya carne era mu sabrosa pero dura y lo extraordinario, lo elitista era el consumo de conejos de granja jóvenes criados en prados tapiados donde se habían plantado enebros, tomillos, aulaga y otras hierbas aromáticas que servían para la alimentación de estos animales. Estos conejos, gazapos, tiernos y sabrosos alcanzaban un precio muy alto en el mercado y eran consumidos por gente pudiente y también por los frailes que solían criarlos en los conventos para su uso propio. Hoy en día lo habitual es el consumo de conejos de granja, que aunque no tienen la alimentación tan natural como los de antaño suelen resultar tiernos y sabrosos.
Pero esta receta, que proviene de esa época, aparte del nombre tan en desuso que tiene, nos aporta con una elaboración muy sencilla una serie de sabores que pienso que también han caído en desuso y que merecen la pena redescubrir. La utilización de la canela como especia en este tipo de guisos nos aporta unas sensaciones nuevas, por lo menos para mi, que me han sorprendido muy gratamente.
Espero que os guste.
ALERGENOS:
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