Esta semana he querido recordar una receta que realicé hace ya once años de la que estoy profundamente contento.
La receta en si tiene unos ingredientes muy sencillos y habituales en todas partes, berenjena, queso fresco y mermelada de tomate y una elaboración relativamente sencilla.
Pese a la sencillez recuerdo que en aquél momento supuso un reto para mi ya que no tenía las habilidades culinarias para realizar algunas operaciones como puede ser el corte o el control de la fritura de las berenjenas para que quedaran en su punto. Sin embargo todo salió bien y el éxito entre mi familia fue clamoroso.
La verdad es que están exquisitas y nos pueden servir muy bien para una tapa o unos canapés, incluso para un primer plato estupendo,
Espero que os gusten.
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