GUACAMOLE

Pues si, este domingo lo hemos dedicado a preparar guacamole. Una salsa mexicana que se ha extendido por todo el mundo y que es aceptada con fervor por la gente más joven.

He de deciros no ya que no la había preparado nunca sino que ni siquiera la había probado. Y esto pienso que se debía a una nefasta experiencia inicial hace ya muchos años con el aguacate. Estoy hablando ya de más de 40 años y en aquella época no era demasiado habitual en la cesta de la compra. Un plato servido en un restaurante implicó mi rechazo contundente a esta fruta. Cuando su consumo se fue instaurando de una forma habitual mi recuerdo de aquella experiencia lo descartaba inmediatamente.

Sin embargo con el tiempo he aprendido que muchas cosas que por una razón u otra no aceptábamos gastronómicamente no tenían ninguna razón de ser y que un buen producto y una elaboración casera  nos hacen descubrir la verdadera esencia de las comidas.

Como he dicho no tengo ninguna experiencia ni comparativa fiable con esta elaboración, simplemente he seguido algunas instrucciones, muy sencillas, y he adaptado algún que otro ingrediente a las posibilidades de mi entorno y realmente he conseguido un buen guacamole desde mi punto de vista que ha hecho olvidar esa animadversión que tenía al aguacate.

Espero que os guste.

Ingredientes:  

2 aguacates maduros, 1 cebolla tierna, 1 tomate rojo (jitomate), 1 guindilla verde picante, 1 lima, cilantro y sal.

Preparación:  

Abrimos los aguacates, quitamos el hueso y separamos la pulpa. Exprimimos sobre la pulpa el zumo de la lima.

Picamos la cebolla lo más fina posible.

Pelamos el tomate, le quitamos todas las semillas y troceamos lo más fino posible.

Picamos la guindilla muy fina. La cantidad que podemos poner de guindilla va en función del grado de picante que queramos obtener, incluso se puede eliminar totalmente. Yo utilicé media guindilla y resultó muy agradable con un puntito ligeramente picante pero sin molestar.

Picamos muy fino unas ramitas de cilantro.

Elaboración:

En un bol comenzamos a machacar, no triturar, la pulpa del aguacate.

Añadimos el resto de ingredientes (cebolla, tomate, guindilla y cilantro) poco a poco al mismo tiempo que vamos mezclándolos con el aguacate hasta que quede todo bien integrado. Añadimos un poquito de sal y damos unas vueltas. 

No es demasiado ortodoxo pero, quizás debido a mi cultura mediterránea, añadí unas gotitas de aceite de oliva virgen extra. A mi me pareció bien pero esto es una cosa personal.
 
Como veis la elaboración es tremendamente sencilla por lo que creo que deberíamos hacer justo la cantidad que vayamos a consumir en un periodo relativamente corto de tiempo ya que he comprobado que conservarlo más de un día conlleva una pérdida de las propiedades organolépticas de esta salsa  

Presentación:

Podemos preparar para dipear en unos tarritos individuales y acompañarlos, habitualmente de unos nachos, aunque en esta ocasión usé unas rosquillas de pan.

Podemos utilizar esta salsa para acompañar otras elaboraciones. 

Listo

ALERGENOS: SIN ALERGENOS.


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