Pienso que una de las maneras con la que más se disfruta en la cocina es la improvisación. Buscar en la despensa, en el frigorífico o en los cajones y dar rienda suelta a nuestra imaginación es algo que nos satisface plenamente y nos llena de una inmensa alegría cuando vemos el resultado final aunque este sea un plato de lo mas sencillo.
En esta ocasión yo me he encontrado con un aguacate en su punto optimo (muy importante), un tomate de pera rojo también en su punto, una cebolla morada con un sabor muy intenso y un cogollo de lechuga fresco y tierno. Pues ya está, he pensado, vamos a montarnos una ensalada para acompañar la comida que vamos a preparar en un periquete y con la que creo que vamos a disfrutar.
He pensado en una elaboración que me gusta mucho como es un guacamole y he intentado ir por ese camino para prepararla. No son todos los ingredientes del guacamole, faltan algunos y sobran otros, ni tampoco es la misma elaboración, no he machacado el aguacate ni troceado fino el tomate y la cebolla, todo lo contrario he realizado unos cortes mas bien toscos, pero al final he conseguido recordar de otra forma la esencia del guacamole original y la verdad es que estoy muy satisfecho.
Espero que os guste.
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