Nada más fácil de preparar y sin
embargo conseguimos una carne de lo más sabrosa.
Es una preparación que podemos
utilizar en una reunión de la familia o de amigos en una comida informal.
Presentamos al centro de la mesa y los comensales van sirviéndose como si fuese
un entremés o una tapa picoteando del mismo plato con total libertad. La verdad
es que se disfruta mucho comiendo de esta manera, desinhibidos, con total
confianza, provocando una mayor complicidad, una mayor empatía si cabe con los
integrantes de la reunión.
Con esta receta conseguimos algo más
que alimentarnos, algo más que saborear un buen plato, conseguimos sobre todo
disfrutar en común con nuestros amigos o familiares.
Espero
que os guste.
Ingredientes (4 personas):
½
kilo de entrecot de ternera, 2 patatas grandes, 6 pimientos de padrón, 4
dientes de ajo, aceite de oliva, sal común y sal en escamas.
Preparación:
Lavamos los pimientos de
padrón, secamos bien y sazonamos.
Pelamos y cortamos las
patatas en bastones finos. Sazonamos.
Limpiamos los dientes de
ajo, pero no los pelamos.
Untamos la carne con un
poquito de aceite y la cortamos en trozos de 2 o 3 cm. de lado.
Elaboración:
En una sartén con abundante aceite caliente freímos en primer lugar los
pimientos sin que lleguen a perder el color verde. Sacamos y escurrimos en un
plato con papel absorbente
A continuación, en el mismo aceite freímos las patatas hasta que estén
doraditas y crujientes. Sacamos de la sartén y escurrimos bien de aceite. Si la
sartén no es muy grande podemos freír las patatas en varias tandas para que no
se peguen al freírlas.
Ponemos al fuego otra sartén, que previamente hemos untado con aceite pasando
un papel de cocina o una brocha, y cuando esté caliente ponemos la carne y los
dientes de ajo sin pelar y salteamos. Podemos adaptar el tiempo de cocción a
nuestros gustos; hay quien le gusta la carne simplemente marcada y a otra más
hecha, es nuestra opción.
Sacamos de la sartén cuando la consideremos hecha.
Presentación:
En una fuente mezclamos la carne, las
patatas y los pimientos y espolvoreamos sobre todo ello un poquito de sal en
escamas. Servimos al centro de la mesa.
Listo.
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Podemos perdonar fácilmente a un niño que tiene miedo de la oscuridad; la verdadera tragedia de la vida es cuando los hombres tienen miedo de la luz (Platón)
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