Pues si, este domingo lo hemos dedicado a preparar guacamole. Una salsa mexicana que se ha extendido por todo el mundo y que es aceptada con fervor por la gente más joven.
He de deciros no ya que no la había preparado nunca sino que ni siquiera la había probado. Y esto pienso que se debía a una nefasta experiencia inicial hace ya muchos años con el aguacate. Estoy hablando ya de más de 40 años y en aquella época no era demasiado habitual en la cesta de la compra. Un plato servido en un restaurante implicó mi rechazo contundente a esta fruta. Cuando su consumo se fue instaurando de una forma habitual mi recuerdo de aquella experiencia lo descartaba inmediatamente.
Sin embargo con el tiempo he aprendido que muchas cosas que por una razón u otra no aceptábamos gastronómicamente no tenían ninguna razón de ser y que un buen producto y una elaboración casera nos hacen descubrir la verdadera esencia de las comidas.
Como he dicho no tengo ninguna experiencia ni comparativa fiable con esta elaboración, simplemente he seguido algunas instrucciones, muy sencillas, y he adaptado algún que otro ingrediente a las posibilidades de mi entorno y realmente he conseguido un buen guacamole desde mi punto de vista que ha hecho olvidar esa animadversión que tenía al aguacate.
Espero que os guste.
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