Muchas veces no nos damos cuenta que para disfrutar de una buena comida no necesitamos ingredientes costosos ni elaboraciones sofisticadas. Un plato sencillo puede convertirse en un verdadero lujo si ponemos un poco de imaginación y cuidamos su elaboración.
En este plato veis que solo utilizo un solomillo de cerdo, que ni siquiera es ibérico, unas patatas y un huevo. Todo lo tenemos al alcance de la mano en cualquier hogar, son productos básicos con un coste considerado económico aún en estos tiempos que estamos viviendo.
Conseguir que este sencillo plato se salga un poco de lo habitual y consigamos una comida deliciosa es cuestión de cuidar ciertos aspectos en su elaboración. El solomillo de cerdo es una carne exquisita pero si no realizamos bien su cocción puede convertirse en un trozo de carne seco muy poco agradable, es por eso que debemos esmerarnos y controlar los tiempos y temperatura de su cocción para que obtengamos un solomillo jugoso. Vamos a tratar las patatas de una forma en la que consigamos aportar un sabor aromatizado que ayude a acompañar la carne. Y por último vamos a dar un toque algo distinto a un sencillo huevo frito al freir solamente la clara y dejar yema cruda, líquida, que curaremos ligeramente cubriendo con un poquito de sal. No nos olvidemos de emplatar con cierto criterio.
El resultado lo comprobaréis por vosotros mismos.
Espero que os guste.
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